Acapulco, Guerrero. — La presidenta Claudia Sheinbaum visitó este fin de semana el puerto de Acapulco en un acto cargado de simbolismo político y social, donde los programas de Bienestar se consolidaron como la columna vertebral de la transformación en Guerrero.
En medio de una amplia participación ciudadana, Sheinbaum reiteró que el fortalecimiento del tejido social se logra “con justicia y con derechos garantizados, no con dádivas ni promesas vacías”. La mandataria refrendó que su gobierno seguirá ampliando la cobertura de las becas, pensiones y apoyos productivos que han beneficiado a miles de familias guerrerenses.
El delegado estatal de los programas sociales de Bienestar, Iván Hernández Díaz, acompañó a la presidenta en primera fila, convirtiéndose en uno de los actores más visibles de la jornada. Durante su intervención, Hernández destacó que “el Bienestar no es una política de coyuntura, es un compromiso que ha cambiado la vida de comunidades enteras en la Montaña, la Costa Chica y la Costa Grande”.
La presencia del delegado no pasó desapercibida. Hernández Díaz fue señalado por líderes comunitarios como el principal enlace entre el gobierno federal y las comunidades más necesitadas. “Ha estado con nosotros en momentos difíciles, y hoy lo vemos al lado de la presidenta, eso nos da confianza”, expresó María del Carmen Nava, representante de colonos en Acapulco.
El evento en Acapulco también envió un mensaje político claro: Guerrero seguirá siendo un laboratorio de los programas sociales de la Cuarta Transformación, con Iván Hernández como rostro operativo y enlace territorial de la política de Bienestar.
En un puerto que busca levantarse tras los estragos del huracán Otis y frente a la desigualdad histórica, la visita de Sheinbaum refrendó que los apoyos sociales no solo son un mecanismo de ayuda, sino un motor para reconstruir la confianza y la esperanza en el futuro.
