Por Luis Martínez Alcántara
El panteón Pedro Amaro, en Jojutla, Morelos, volvió a ser escenario de horror tras el hallazgo de 83 cuerpos en fosas clandestinas, entre ellos seis menores de edad y un feto.
Este macabro descubrimiento fue revelado en conferencia por autoridades estatales y se trata de la cuarta intervención en dicho cementerio desde 2017. La revelación ha conmocionado a la región y encendido nuevamente las alarmas sobre la violencia y desapariciones en el estado.
Durante los trabajos recientes, que duraron 24 días, también se reportó la localización de múltiples restos aún sin identificar. Esta última diligencia, sin embargo, fue suspendida un día antes de lo previsto, el 19 de junio. Las autoridades señalaron el riesgo de colapso de una barda dentro del panteón y condiciones climáticas adversas como causas principales de la interrupción.
Los trabajos ya se habían extendido una semana adicional, debido al elevado número de hallazgos. La Fiscalía local explicó que la dimensión de lo encontrado obligó a ampliar el periodo de excavación.
A pesar de ello, los esfuerzos se vieron frenados abruptamente por motivos de seguridad. El volumen de cuerpos recuperados en esta cuarta etapa rebasó las expectativas iniciales, dejando en evidencia el grado de ocultamiento sistemático de víctimas.
Hasta ahora, no se ha definido una nueva fecha para reanudar las labores en el cementerio. La interrupción genera profunda preocupación entre los familiares de personas desaparecidas, que ven frustrada una posible oportunidad de localizar a sus seres queridos.
Colectivos de búsqueda y defensores de derechos humanos han exigido que se garantice la continuidad del proceso. El dolor de las familias se acumula junto al silencio institucional y los pendientes de justicia.
Este caso en Jojutla es un reflejo claro de la crisis forense que vive México. Las cifras de cuerpos recuperados y la lenta identificación resaltan los enormes desafíos que enfrenta el sistema judicial. La tragedia en el panteón Pedro Amaro no solo deja al descubierto restos humanos, sino también una historia colectiva de abandono y omisión.
